domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº-2753
InfoPasillo » EL PAÍS » 4 may 2022

POLICIALES

Se suicidó en una celda de la jefatura de policía el padrastro del niño de 2 años muerto a golpes

Alfredo Sebastián “Pato” Ferreyra, de 38 años, se quitó la vida al mediodía, cuando esperaba para ser llevado a prestar declaración indagatoria; la madre del menor también está presa


El padrastro de Tahiel, el chico de 2 años que entró muerto en el Hospital Centenario, de Gualeguaychú, con claros signos de haber sido sometido a una larga situación de violencia intrafamiliar, se suicidó en la celda donde se encontraba detenido y disposición de la fiscalía, que iba a indagarlo.

Alfredo Sebastián “Pato” Ferreyra, de 38 años, fue hallado sin vida en el calabozo en el que se estaba alojado, a la espera de ser convocado para brindar declaración indagatoria por la muerte violenta del hijo de su pareja, que también está detenida, acusada de homicidio agravado por el vínculo.

Fuentes de la Fiscalía explicaron, de Gualeguaychú, que Ferreyra “fue visto en buenas condiciones alrededor de las 11.30 horas, cuando le acercaron el almuerzo a la celda donde estaba alojado”. Ferreyra aún no había brindado declaración indagatoria “ya que se aguardaban los resultados preliminares de la autopsia de la presunta víctima”, precisaron.

Ferreyra trabajaba en una cooperativa de construcción que depende de la institución en la que se recuperaba de sus adicciones a las drogas, confirmaron fuentes de la investigación. Había sido detenido este lunes, poco antes del mediodía, y fue trasladado a la Jefatura Departamental de Policía, donde se quitó la vida.

Ayer a las ocho de la mañana, una mujer llegó a la Guardia del Hospital Centenario, de Gualeguaychú, con un chico en brazos. El niño no presentaba signos vitales. En cuanto lo auscultaron, los médicos entrevieron la hondura de la tortura que había precedido su trágico final. Golpes en la cara y en pecho, sangre en la nariz y el oído, y excoriaciones de reciente y vieja data en brazos y piernas. La mujer, impávida, no podía explicar semejante cuadro. Terminó presa, al igual que su pareja, con la que convivía.

El cuerpo del niño mostraba claros indicios de haber sufrido violencia doméstica: “Se encontraba frío, pálido, sin presentar signos vitales, con un cefalohematoma frontal biparietal bitemporal, presentando signos de sangrado en oído derecho y nariz, un hematoma bipalpebral [en ambos párpados] bilateral, un hematoma en tórax izquierdo de aproximadamente cuatro centímetros, también dos hematomas en región anterior miembro inferior izquierdo y pequeñas lesiones ulceradas generalizadas a predominio de sus cuatro miembros”, según pudo constatar ese portal.

El niño fallecido contaba con internaciones previas en el hospital local por infecciones originadas por la presencia de sarna en su organismo, quemaduras por agua caliente y una derivación a servicio social por alto riesgo social debido al mal estado de higiene y la carencia de vestimenta y calzado.

 

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